REAL ESTATE HÍBRIDO DESAFÍA

Los hábitos cambiantes que ha dejado el COVID-19 imponen áreas de oportunidad ante las nuevas reglas del distanciamiento social y convivencia por los vaivenes del confinamiento sanitario.

De todos ellos, uno relevante es cómo la tecnología podrá resolver la demanda de procesamiento de datos y conectividad para dar cabida a la integración de esquemas operativos híbridos (presencial y a distancia).

Es el alojamiento en la nube, las plataformas de interacción y el equipo con que operan son parte del reto y oportunidad para la industria inmobiliaria.
Este planteamiento está relacionado con nuestro comentario de la semana pasada en relación con los data center y servicios complementarios de alojamiento.

Es evidente que esta infraestructura fue insuficiente para soportar la demanda de videoconferencias, envío de información y elementos que requiere el trabajo remoto. No se trata sólo del workplace, sino del trabajo en el hogar (remoto), los centros comerciales con accesos touchless, los flujos de inquilinos en edificaciones verticales e incluso espacios educativos, por mencionar algunos de los múltiples espacios que integran la industria.

Sólo en materia de control de accesos, decía un reporte de Markets & Markets, el mercado de software que los administra duplicaría su tamaño en el lapso 2019-2025 al pasar de $850 a mil 600 millones de dólares.

Incluso tal y como mencionaba el estudio de data center de NKF, la demanda actual se enfoca en cómo las organizaciones responden a continuar operando en la crisis, la dependencia de plataforma en la nube y la demanda de espacios preconstruidos para alojar centros de datos ahora y después del distanciamiento social.

Las grietas en la nube enfocan la problemática más allá de lo que en primera línea experimentaron las industrias de salud y farmacéutica. Fue evidente la ralentización universal en las velocidades de datos que se vivió en la red de mercados como Estados Unidos y Europa.
Por ello, la amenaza va mucho más allá de la velocidad de datos. Quienes ven la creciente tendencia hacia los inmuebles que soporten los sistemas híbridos, saben que no contar con infraestructura robusta aumenta el riesgo en la operación.
Sobre todo porque el distanciamiento que trajo a la mesa la telemedicina, la teleeducación y los telenegocios no están en una etapa de emergencia, sino de permanencia.
Si bien algunas de estas actividades regresarán a la actividad presencial, no lo harán en la misma proporción que antes del COVID-19.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg