FRAGILIDAD EN USOS MIXTOS

Desde su creación, los centros del todo en un mismo lugar, además de promover la convivencia social fueron una solución a la escasez de tierra y dieron vida al tambaleante modelo tradicional de centros comerciales.

Se dice que incluso en algunos mercados, antes de la pandemia provocada por el coronavirus, en Estados Unidos cerrarían alrededor de 400 malls debido a los nuevos requerimientos del consumidor.
Hasta hace unas semanas, los consumidores en mercados desarrollados y en proceso de crecimiento habían empezado a modificar sus hábitos de compra, incorporando al e-commerce como parte de su proceso de adquisición de bienes y servicios.

Por tanto, la presencia omnicanal era algo que se veía como un camino a seguir, pero no obligado.

Así, la cadena de suministro de la industria del retail, uno de los componentes indispensables de los usos mixtos, está rota por la contingencia social y la caída en las ventas físicas.
Lo mismo ocurre con hoteles, centros de entretenimiento y áreas residenciales, particularmente en aquellos proyectos en proceso de comercialización.
No sólo por la dinámica misma del componente retail, sino por lo que implica enfrentar operativamente cuando reinicien actividades, la nueva normalidad tendrá que lidiar con el distanciamiento físico y el control de los aforos.

Pero lo más importante será, cómo este concepto logra garantizar la sensación de seguridad a sus consumidores para alentar el regreso a los espacios.