INFLACIÓN PROFUNDIZA HUELLA

Durante años, el sano aumento de precios ha sido determinante para el desarrollo del real estate, pero la historia cambió en México y el mundo.
Ahora, al aumento de precios empieza a sumarse el incremento en las tasas de referencia, hecho que podría profundizar las caídas e impacto en distintos nichos del negocio inmobiliario.

Desde marzo se sabe que la evolución que sigue la economía de Estados Unidos era de cuidado, dado que en 40 años no había experimentado un impacto material en el gasto de los consumidores.

En esa fecha, el anuncio de la Reserva Federal de ese país (FED) de incrementar las tasas de referencia, empezó a generar nuevas presiones por el aumento en el precio del dinero y afectar la demanda de bienes duraderos.

La visión positiva sobre el gasto del consumidor, que en Estados Unidos representa el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) de la economía, había crecido como efecto de la normalización en la demanda de viajes, entretenimiento y consumos sociales.
Analistas globales de Cushman & Wakefield veían en el gasto del consumidor, que se mantenía en niveles aceptables, un efecto positivo para el desempeño de esa economía.
Pero desde entonces, el aumento de precios desequilibró el indicador y la ansiedad ante las condiciones del mercado laboral ensancharon lo que llaman una desconexión entre la oferta y la demanda.

Una demanda vulnerable por la escasez de mano de obra y los cuellos de botella del transporte con un efecto complementario en el aumento de precios, que en distintos países ya alcanzaron niveles máximos en décadas.
A lo previsto en marzo, se unen los efectos aún presentes de la pandemia y la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los precios de la energía al alza, además de materias primas y productos básicos.
En este contexto es que el efecto en la industria inmobiliaria norteamericana se traduce no sólo en los niveles de ocupación de espacios de oficinas, el retail e incluso el segmento industrial.

En el caso de los inquilinos de oficinas en ese mercado, especialmente los proveedores de servicios se están adecuando al actual entorno con dificultades.
Estas empresas viven una lucha por la atracción de talento que dejó la Gran Renuncia a pesar de tener como aliado al trabajo remoto, una alternativa para mitigar el costo del arrendamiento. Sin embargo, esta no es suficiente para enfrentar la atracción y retención del mismo dado que se estima que las empresas de servicios destinan entre 30 y 70% de sus gastos operativos en mano de obra.

Para México, la situación es un tanto distinta pero también compleja dado que ésta se refleja en la dificultad con que viven quienes desarrollan proyectos ante el alza escalonada de materiales.

Desde noviembre de 2020, la inflación del sector de la construcción con 14.10% está por arriba de la inflación general, luego de que los precios al consumidor se aceleraron desde marzo de este año por el encarecimiento de las materias primas, de acuerdo con cifras de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

Cualquiera que desarrolle en la industria sabe que todos los materiales (cemento, acero, vidrio) han tenido una escalada de precios que ha apretado los márgenes ya de por sí afectados por la pandemia.

Por ende, las presiones en la producción de vivienda son evidentes y en nichos como el retail en el segmento del consumo en tiendas de autoservicio es una realidad.
Un estudio de Fintonic indica que el gasto del consumidor mexicano en los supermercados de enero creció mientras la inflación se mantuvo en niveles de 3.54%, sin embargo, una vez que se incrementó en marzo, el gasto se redujo.
En consecuencia, la complejidad que viven las cadenas de autoservicio están relacionadas con el aumento en precios, dado que existe una relación negativa con el poder adquisitivo, mermado en los últimos meses.

Ante este escenario e incluso considerando que la industria inmobiliaria opera con una visión de largo plazo, el efecto de la inflación y tasas de interés hace previsible una readecuación complementaria en distintos proyectos.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg.