BONOS & PARQUES INDUSTRIALES

Verdes, demográficos, azules y de género son la herramienta financiera para el desarrollo inmobiliario y el negocio industrial ha entendido la lógica de su operación.

Aunado a las políticas ESG (Environmental, Social and Governance), el sector inmobiliario ha puesto especial atención en los riesgos de no integrar políticas, pero sobre todo en el acceso a fuentes de financiamiento que reconocen su inclusión.

Una reflexión reciente compartida por FINSA revela el peso que el cambio climático, el envejecimiento de la población, la inequidad de género y falta de oportunidades laborales ejercen en las comunidades.
Por ende, las instituciones financieras han empezado a emitir consideraciones para promover la emisión y uso de los bonos de inversión de los temas.

Un reporte del BID Invest en 2021, revela que éstos alcanzan un valor superior a 700 mil millones de dólares, recursos invertidos en proyectos de desarrollo sostenible.
Y no sólo eso, dichos recursos en América Latina y El Caribe registran un crecimiento acelerado en su adopción, tema que despierta el interés de inversionistas aunado a la reconfiguración del mapa económico e industrial luego de la pandemia.
En los hechos, su avance es evidente, si se considera que las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles crecieron 8 veces en monto de 2015 a la fecha, según registros de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

La aceleración también es reflejo de la presión que existe en economías desarrolladas por elevar los compromisos para descarbonizar las economías hacia 2050, además de lo incluido en acuerdos comerciales como el T-MEC en la región de América del Norte.
Con un volumen de 11 mil millones de dólares, los bonos verdes ocupan el tercer lugar en volumen de emisión

Sin embargo, si bien, distintas empresas inmobiliarias han generado bonos verdes, México aún no figura en las posiciones de liderazgo en la región.

Entre los casos del tipo, FINSA firmó en julio y diciembre dos créditos verdes alineados a su estrategia de responsabilidad social y sostenibilidad, para el desarrollo de infraestructura industrial.

Y no sólo esta empresa, grandes jugadores como Fibra Uno, han acelerado una transformación de cara a cumplir con los compromisos encaminados a integrar políticas ESG.
Pero el boom que viven los bonos, también encuentra en otros rubros áreas de oportunidad. En especial, el demográfico sigue siendo para México un factor de competitividad.

Con una Población Económicamente Activa (PEA) de 59% de connacionales en un rango de edad de los 15 a los 59 años, 16% de ellos está ocupado en la manufactura. Comparado con Estados Unidos, representa cerca del doble para el sector, ya que en el vecino del norte solo 7% está ocupado en el ramo.

En consecuencia, el bono demográfico es diferenciador, dado que en distintas regiones existe mano de obra cualificada y geolocalizada en puntos estratégicos con infraestructura.
Es por ello que distintos corredores industriales son sedes atractivas y competitivas en un mercado orientado al nearshoring y a la Industria 4.0, en especial con el reacomodo de las cadenas de suministro tras la pandemia.

No menos importantes son los bonos azules, una categoría que financia proyectos relacionados con el cuidado y preservación del agua. Se trata, según la consultora Deloitte, de una economía que genera 2.5 billones de dólares en el mundo actualmente.
Es un factor fundamental, si se considera que la crisis hídrica ya empezó en distintas regiones, como el norte del país.

Por último, y como consecuencia del impacto social por la crisis sanitaria que dejó la pandemia, se activaron desde 2020 vehículos financieros enfocados en financiar la recuperación económica.

En octubre de ese año, se creó la primera emisión de bonos sociales con perspectiva de género, colocada por los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), un conjunto de fondos fiduciarios del Banco de México donde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público actúa como fideicomitente y el Banco de México (Banxico) como fiduciario.

La inercia múltiple de acciones encaminadas a la responsabilidad en el desarrollo inmobiliario crece a pasos acelerados, y el real estate toma acciones concretas para subirse a la ola de la transformación.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg.