FLEXIBILIDAD & ABSORCIÓN CORPORATIVA

El final de 2020 no fue igual que los últimos cinco años. Fue el período que apenas agregó un inmueble corporativo con 27,000 m2 al inventario de la Ciudad de México (CDMX), el mercado más importante del país.

Este dato es revelador de la disminución en la actividad constructiva que ya se había acentuado con el cambio de administración en la CDMX, hecho que explica la lógica de inversionistas, pero hace evidente que el daño.

Si bien la tasa de edificaciones había tenido saldos positivos, existía desde hace tiempo preocupación para muchos que veían complicado que la demanda de espacios fuera suficiente para mantener niveles aceptables de desocupación.

El COVID-19 y la inactividad que dejó la emergencia sanitaria desaceleró la absorción de espacios, al grado que generó una pausa para muchos desarrolladores y una tasa de desocupación de 18.6%, equivalente a más de 1.3 millones de metros cuadrados, 69% de los cuales se concentran en cuatro corredores.

La actividad reportada por la firma Newmark al 4Q de 2020, destaca los corredores Norte y Santa Fe, que en conjunto representan 43% de la disponibilidad total del mercado. Adicionalmente Insurgentes y Polanco, en total concentran otro 26% del total.

Otro factor importante en la fórmula es la absorción neta que recuperó, sin llegar a números positivos, su caída de -161 mil 632m2 en el tercer trimestre, a -41 mil 726m2 en el último cuarto del año.

Estos números evidencian lo preocupante que representa para una industria sólida, que ya mostraba signos de alerta desde hace 2 años, cuando la absorción bruta empezó a alcanzar niveles bajos.

Bajo este escenario es relevante traer a la mesa, lo que muchos plantean como una solución a la crisis que vive este nicho. Se trata de los espacios flexibles, que evitarían una mayor caída ante una recuperación de la que aún no se tiene una fecha específica de recuperación.

El cambio que se vive es estructural y está vinculado con una profunda transformación en la lógica que movió durante años el mercado de oficinas: contratos de largo plazo con grandes usuarios y en dólares.

Hoy el escenario es totalmente opuesto. Los usuarios están redefiniendo las demandas de espacio, dado que las nuevas políticas sugieren una desconcentración operativa, sistemas satelitales y sobre todo la necesidad de contratos flexibles, mientras concluye el gran período de incertidumbre.

Este año se cumplen 4 años de la irrupción de los modelos de oficinas con espacios de coworking, que si bien tuvieron predecesores nacionales y extranjeros, crecieron su participación en el inventario de oficinas con una tasa de 87% de crecimiento en el bienio 2017-2019.

Así que lo que se planteó en su momento como un esquema vanguardista obligado por la pandemia en empresas de reciente creación, creció como tendencia.

La última encuesta desarrollada por la firma Willis Towers Watson, Tendencias en Compensación y Teletrabajo en un año atípico 2021, destaca que en promedio 70% de los empleados de 300 empresas encuestadas continúa en home office.
Este sondeo revela también un incremento en el número de empresas que cuenta con una política de home office: 29% la tiene y 47% la está desarrollando. Esto significa que 63% otorgó apoyo con equipo de cómputo y 86% da apoyo en especie.

Lo anterior no representa un fin de las oficinas, sino la nueva lógica que rige las decisiones corporativas respecto a la demanda de espacios, dado que esta y otras encuestas cada día destacan la llegada del trabajo remoto combinado con otras alternativas, que darán como resultado un esquema híbrido.

Este enfoque es el que rige la revolución del negocio de oficinas en las principales ciudades del país.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg