OFFICE MEMORIES
Atrás quedaron los modelos de oficinas tradicionales. Con el regreso parcial a los espacios corporativos, producto de las restricciones sanitarias que establece el COVID-19, quedarán en el recuerdo los ritmos de construcción, absorción y en especial las plantas arquitectónicas y de interiorismo del pasado.
Ahora, en cambio, se empiezan a replantear los esquemas de trabajo flexibles o híbridos que obligan a miles de empresas a la creación de espacios colaborativos, con áreas abiertas e interconectadas desde diferentes sitios.
Desde ahora se puede ver el handicap que representa en el segundo trimestre, controlar la tasa de desocupación de 18.6% promedio, equivalente a más de 1.3 millones de metros cuadrados, 69% de los cuales se concentraban en el primer trimestre del año en cuatro corredores de la Ciudad de México (CDMX).
Prácticamente la mayor parte de los grandes usuarios están centrados en definir sus nuevas demandas de espacios, dado que muchos apuestan por interiores corporativos replanteados que den paso a una nueva estructura de colaboración.
Las alternativas a la reinvención son múltiples. En el caso de algunas instituciones financieras, se empiezan a ver las sucursales como los sitios ideales para la creación de sistemas satelitales que generen sistemas eficientes de commuting en empleados que con el home office eliminaron largos traslados al espacio de trabajo.
Otras firmas apuestan por la creación de distintas alternativas. Entre ellas, ha cobrado fuerza el trabajo remoto por elección y no por imposición en una proporción de hasta 30% de la jornada laboral.
En algún momento del inicio de la pandemia empresas tecnológicas lo dejaron indefinido, sin embargo, el debate sigue al centro de los aspectos que sólo pueden generarse en los espacios de trabajo.
Lo que mueve el escenario es la tercera alternativa en el trabajo a distancia, que considera cualquier sitio para desempeñar actividades.
Pero firmas globales que rediseñan una nueva cultura corporativa hacia el bienestar del recurso humano, apuestan por un modelo que privilegie las alternativas y la experiencia de trabajo para atraer empleados que se dividen entre la preferencia por el home office, pero también la socialización en escalas diferenciadas que reduzcan el riesgo sanitario.
Así las cosas, es un hecho que los corporativos tradicionales entrarán a una fase de transformación. Y en el mercado, los esquemas flexibles de los últimos años como el co working pintan a ser una alternativa para la nueva estructura de trabajo.
Basta observar lo que sucedió entre 2017-2019 cuando los espacios colaborativos incrementaron su participación en el inventario de oficinas del país con una tasa de 87% de crecimiento.
Si bien el dato más reciente actualizado a 2021 por la firma CBRE apunta a cuatro años de distancia que el inventario creció 52% con un total de 537 mil 359m2, sigue siendo un número relevante porque coloca en el mercado nacional (CDMX, Guadalajara y Monterrey) disponibilidad con espacios flexibles para que las empresas puedan adecuar su necesidad actual con los esquemas híbridos.
El reto es mayúsculo y lo enfrentarán desarrolladores, inversionistas, administradores y los propios inquilinos que avanzan en un entorno sanitario y económicamente incierto.
Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg