WORKPLACE SE TRANSFORMA

Comunidades y distritos son el destino de las oficinas en el regreso y en especial con la adopción del trabajo híbrido.
A partir de esta modalidad distinta de colaboración, las empresas descubrieron que el simple hecho de tener espacios abiertos o salas de reuniones en sus oficinas no es suficiente para fomentar conexiones significativas.
En consecuencia, los espacios de trabajo están migrando de oficinas colaborativas hacia modelos de comunidades o distritos que funcionan como un ecosistema, donde diferentes zonas están diseñadas para actividades específicas.

La transición de espacios de oficinas colaborativas hacia modelos de comunidades o distritos responde a una nueva concepción en las que ya no solo se busca optimizar la colaboración, sino también crear un sentido de pertenencia y propósito compartido entre los empleados.
Estudios de la firma Steelcase indican que esta evolución en el diseño de oficinas pone énfasis en la construcción de espacios que no solo sean funcionales, sino que también fomenten la identidad y el bienestar de los trabajadores.

“En los últimos años hemos observado y escuchado diferentes perspectivas de nuestros socios y aliados que buscan la integración de la comunidad en el proceso del diseño de sus oficinas. Buscamos llevar a los espacios de trabajo el valor de las comunidades y lo que esto representa para las personas, como es la conexión, el sentido de pertenencia, estímulo a la creatividad, flexibilidad, entre otros”, comenta Gisela Sastre, Brandcomm Manager de Steelcase.

Hasta ahora, existen cinco tipos de espacios característicos del diseño basado en la comunidad. El centro de la ciudad que son espacios sociales en donde se construyen vínculos, los vecindarios que son la base de operaciones para individuos y equipos, el centro de negocios que son espacios compartidos en donde poder intercambiar ideas y colaborar, parques urbanos que son destinos comunitarios en donde tomar un respiro y el distrito universitario que son espacios dedicados al aprendizaje individual y grupal.

Desde esta perspectiva, el enfoque de comunidad responde a la necesidad de que los lugares de trabajo se conviertan nuevamente en generadores de cultura.
“Uno de los principales impactos que hemos identificado es el sentido de pertenencia que motiva a los empleados a regresar a sus oficinas, lo cual ha tenido un impacto positivo tanto en su bienestar como en su productividad”, considera Anuar Said, de la misma firma.

Para Arturo Bañuelos, Director de Proyectos y Desarrollos de JLL Latinoamérica las generaciones más jóvenes valoran entornos de trabajo que van más allá de lo funcional, buscando experiencias laborales que los motiven y les brinden bienestar.
“Para ellos, un espacio de trabajo no solo debe ser eficiente, sino también inspirador, flexible y alineado con sus valores. Aspectos como la posibilidad de trabajar en un esquema híbrido, oficinas con diseño ergonómico y sustentable, así como la integración de áreas colaborativas y de descanso, son clave para fomentar la creatividad, la productividad y el equilibrio entre la vida laboral y personal”, asegura.

Estos enfoques surgen dado que uno de los mayores desafíos del sector continúa siendo el regreso de los colaboradores a la oficina por lo que las empresas están dejando atrás el modelo tradicional de estaciones fijas para dar paso a espacios diseñados como comunidades de trabajo.
“Antes, en promedio, el 80% de la superficie total de una oficina se destinaba a puestos asignados, pero ahora esta cifra se ha reducido a un rango menor del 60%, permitiendo la integración de áreas compartidas que promueven la colaboración y la flexibilidad”, añade Arturo Bañuelos.

Asimismo, se debe tomar en cuenta que, desde el lado de la gestión del nuevo modelo de oficinas, debe anticipar los desafíos y optimizar recursos, asegurando que las necesidades del negocio y de los colaboradores se alineen con el diseño final, además de evitar costos excesivos, tiempos de entrega prolongados y espacios que no cumplen con las expectativas de los usuarios.