CIUDADES ESPONJA

La urbanización masiva y cambio climático abren la discusión sobre los desafíos que permitan a través de espacios mejor integrados, crear espacios empáticos para la población.

Una de las soluciones es el el concepto de ciudades esponja, un modelo urbano que avanza en el nivel mundial y se implementando con la idea de favorecer una transformación significativa en la forma en que se gestiona el agua y adapta a las ciudades a los fenómenos climáticos extremos.

“Las ciudades esponja representan un avance crucial en la integración de soluciones naturales con la infraestructura urbana. Este modelo no solo ayuda a mitigar los efectos adversos del cambio climático, sino que también promueve un entorno más saludable y resiliente para sus habitantes,” asegura Fernanda Rionda, paisajista naturalista y presidenta de la Sociedad de Arquitectos de México (SAPmx),.
Desde su perspectiva este modelo tiene importancia porque favorece el futuro de la urbanización que hace en América Latina y el Caribe a cerca del 80% de la población (588 millones de personas) residir en centros urbanos, según el informe del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat).
Ante esta inercia, México no es una excepción ya que con un crecimiento urbano acelerado enfrenta desafíos significativos en la gestión del agua y la adaptación a fenómenos extremos como inundaciones y sequías.

En respuesta, México está avanzando en la implementación del modelo de ciudades esponja en el Estado de México y Oaxaca.
En estas entidades existen iniciativas lideradas por el Embajador Daniel Dultzin y un equipo de científicos especializados en medio ambiente, que buscan adaptar este enfoque innovador a las necesidades locales.

Una ciudad esponja se refiere a un enfoque urbano diseñado para retener, filtrar e infiltrar el agua de lluvia a través de soluciones basadas en la naturaleza.
Un artículo del Observatorio de Innovación para Ciudades Sostenibles (OICS) determina que “una ciudad esponja es aquella que tiene la capacidad de gestionar el agua de manera efectiva, utilizando infraestructura verde que imita los procesos naturales.”

El modelo implica la transformación de los espacios urbanos mediante la incorporación de materiales permeables y la creación de áreas verdes.
Un ejemplo es el parque Jinhua Yanweizhou en China, un caso emblemático que demuestra cómo el diseño urbano puede integrar vegetación y estructuras para manejar el exceso de agua de lluvia y reducir el riesgo de inundaciones.

La transformación de una ciudad convencional en una ciudad esponja involucra  distintos elementos.

Las zonas verdes, por ejemplo, a través de la creación de humedales, parques inundables y otros espacios verdes permiten la absorción y gestión del agua de lluvia; mientras que las Riberas de ríos rehabilitadas, logran el reemplazo del hormigón en las márgenes de los ríos por vegetación natural que ayuda a controlar la escorrentía.

Asimismo también se considera importante la incorporación de los jardines de lluvia con espacios verdes distribuidos, los tejados verdes integrados con techos cubiertos con vegetación y los pavimentos permeables, es decir, superficies que permiten la absorción del agua, minimizando la fragmentación del suelo y el asentamiento desigual.

Algunos casos de este modelo, son las ciudades Chinas de Jinhua, Shanghái y Pekín, en Estados Unidos Nueva York, California, así como Berlín, Copenhague y Bangkok en Europa y Asia.

Rionda destaca que “este modelo no solo mejora la resiliencia urbana ante fenómenos climáticos extremos, sino que también contribuye a la biodiversidad, la calidad de vida y la sostenibilidad a largo plazo.” Las áreas verdes y la infraestructura natural no solo ayudan a mitigar inundaciones y olas de calor, sino que también promueven un entorno urbano más atractivo y saludable.