REAL ESTATE WELLNESS

El mercado inmobiliario del bienestar llegará a 200 mil millones de dólares en 2034 y los espacios se preparan para el cambio.

En función de esta perspectiva, la demanda de propiedades que integren espacios abiertos, transitabilidad y acceso a la naturaleza crece.
En consecuencia, invertir en espacios y programas afines puede generar beneficios al mejorar el bienestar de las personas, dado que prospera e impulsa la productividad, la innovación y la participación.
Esta tendencia está haciendo que el sector inmobiliario defina un nuevo diseño para adecuar los espacios al bienestar con un consecuente incremento en el valor de las propiedades, además de generar un impacto en las zonas urbanas donde se ubican.
El cambio está impulsando la industria hacia materiales de construcción más saludables y regenerativos.

“Hoy en día, el sector del bienestar está en pleno auge. En todos los mercados y sectores, la creciente conciencia y las expectativas en torno a la salud y el bienestar están transformando la toma de decisiones e influyendo en aspectos de la estrategia empresarial, el comportamiento del consumidor y el entorno construido.

Este mayor enfoque está transformando los hábitos de gasto, los marcos normativos y el diseño de experiencias físicas y digitales, abriendo nuevas y emocionantes oportunidades y acelerando el desarrollo de productos y servicios que integran múltiples dimensiones del bienestar”, dice Michael Schur, líder global de la práctica de Bienestar en la firma de arquitectura Gensler.

Al igual que aspectos como el trabajo híbrido, las prácticas de bienestar son clave para atraer y retener talento.
Como comunicarlas es importante porque construyen o reconstruyen la cultura, la comunidad y la unión. Son programas de bienestar que apoyan la salud mental, física y reproductiva.

Schur dice que “el bienestar actúa como nexo entre las diferentes facetas de una organización, actuando como puente entre quienes diseñan el espacio físico y quienes diseñan las políticas organizacionales. A lo largo del proceso de diseño, buscamos continuamente expandir y conectar cómo el espacio puede mejorar las iniciativas centradas en las personas y cómo las políticas y los programas pueden impulsar una mayor utilización y rendimiento de las inversiones físicas”.

El uso de materiales o sustancias químicas es importante en el proceso. La firma asegura que existen más de 86 mil en circulación en la cadena de suministro que han afectado a las personas con enfermedades autoinmunes, alergias, asma, piel sensible, cáncer y más.

“Cada día, vemos surgir nuevos estudios científicos que vinculan los plásticos y la exposición a sustancias químicas a largo plazo con efectos negativos para la salud; sin embargo, realizar estas evaluaciones de riesgo químico es un proceso largo y laborioso”, asegura.
En consecuencia, las empresas están modificando sus especificaciones de construcción, lo que tiene un efecto dominó: cambia la demanda de la cadena de suministro hacia una que prescinde del uso de productos químicos. Esto se extiende a todo tipo de espacio, desde oficinas hasta fábricas, aeropuertos e incluso centros de datos y distribución.