IA & DATA CENTERS

La creciente demanda de la inteligencia artificial y poder informático desafía el diseño de centros de datos.

Un estudio reciente de McKinsey prevé que la demanda global de centros de datos crecerá entre  19% y un 22% anual hasta 2030, lo que implica una demanda de hasta 219 gigavatios.
Este indicador representa un reto para la estructura que aloja los data centers, ante una mayor demanda de espacio para alojar datos y reserva territorial que reduce su disponibilidad.
Esto ha implicado que  los operadores de centros de datos se trasladen a lugares lejanos Al mismo tiempo, las ciudades buscan revitalizar edificios vacíos o infrautilizados.

En una perspectiva sobre estas tendencias, la firma Gensler ubica cómo la reconversión de edificios históricamente significativos tienen el potencial de ser centros de datos.

Es, dice, “una medida que las ciudades se esfuerzan por equilibrar los objetivos de sostenibilidad, las limitaciones del espacio urbano y la necesidad de infraestructura digital moderna, la reconversión de edificios existentes es una solución prometedora”.

Si bien no aplica en todos los casos, el potencial de las estructuras históricas permitiría con esta adopción, llenar el vacío en pueblos y grandes ciudades, dado que incluso los espacios no históricos también son candidatos ideales para la reutilización adaptativa, ofreciendo una alternativa estratégica a la construcción tradicional desde cero.

Además, en la incorporación de diseños adecuados la reconversión puede resolver la percepción general que afecta al diseño de centros de datos.
Si bien los proyectos de reutilización adaptativa presentan sus propios desafíos, la transformación centros de datos ofrece varias ventajas como la ubicación urbana, resolver las limitaciones de Energía y Refrigeración, así como la atención a las normas de Preservación Histórica.
Todos son factores que importan si se considera que sólo en el caso de muchos de los edificios antiguos en el mundo se ubican en el centro de las ciudades, abriendo espacio a que los nuevos inmuebles cumplan también con las funciones de ciudad inteligente, en especial para el monitoreo de actividades como el tráfico y sensores y cámaras del Internet de las Cosas (IoT).

Por otra parte, la perspectiva de la firma indica que la preservación de la arquitectura histórica favorece comunitaria y la responsabilidad social corporativa al utilizar el parque inmobiliario existente.
La Encuesta de Consumo Energético en Edificios Comerciales de 2018 indica que 75% de los edificios fueron construidos antes del año 2000.
Según el National Trust for Historic Preservation, aproximadamente 50 millones de edificios en Estados Unidos tienen al menos 50 años de antigüedad.

Finalmente y no menos importante es la integridad estructural ya que muchos edificios históricos se construyeron con materiales robustos (piedra gruesa u hormigón armado), lo que favorece beneficios de refrigeración natural pasiva y mayor seguridad.
Por ejemplo, las estructuras construidas en la década de 1980 se acercan al límite de 50 años requerido por los estándares históricos, mientras que cualquier edificio construido antes de 1970 ahora puede optar a la designación histórica, de acuerdo con algunas regulaciones en las ciudades, que además serían complementadas con el beneficio de favorecer la sostenibilidad y la economía circular.
No obstante, la transición debe enfrentar en los edificios de segunda generación, limitaciones de reglamentos de edificación, así como de energía y refrigeración, ya que al no diseñados para cargas de tecnología de alta densidad, requieren grandes instalaciones eléctricas y de climatización (HVAC).
Se estima que un gran centro de datos a gran escala puede consumir más de 100 MW (megavatios), mientras que un centro de datos con certificación EDGE consume mucho menos, generalmente de 1 a 20 MW.