UNA ERA DE TRANSFORMACIÓN
El Covid-19 creó una nueva relación entre los usuarios y los espacios. Más allá del distanciamiento social impuesto por la pandemia, esta ola se encamina en un principio a garantizar la seguridad e higiene en los espacios, pero también a consolidar una verdadera cultura del bienestar.
Se trata de parámetros donde la convivencia será por al menos 18 meses, de bajos flujos de personas en oficinas, hoteles, restaurantes, áreas de producción, logística, hospitales, aeropuertos y centros educativos.
Esta etapa inicial buscará tomar de las distintas certificaciones disponibles en el mercado, las ventajas de sistemas de aire, consumo energético, agua, accesos y automatización que faciliten hacer cumplir las disposiciones de esta transición.
Nos referimos a las certificaciones LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies), WELL y EarthCheck. Los institutos que participan activamente en su desarrollo han abierto capítulos relacionados con la herencia de hábitos que trajo consigo la actual crisis sanitaria que vive el mundo.
Y no sólo eso, los cambios que están experimentando distintas áreas de la actividad inmobiliaria plantean patrones distintos de planeación urbana, diseño arquitectónico y conceptos en las distintas áreas del negocio inmobiliario.
La ola trae de nuevo a la mesa las reflexiones respecto al consumo energético a fin de plantear un escenario distinto en torno a la huella de carbono en el que la edificación sea certificada por sus acciones sustentables.
La industria había evaluado en los últimos años, la existencia de modelos inmobiliarios como los edificios Net Zero en términos de sustentabilidad. Aquí hemos comentado sobre el Centro de Bienestar OUM del desarrollo Arboleda en San Pedro Garza García, Nuevo León liderado por Capital Natural, mismo que se convertirá en el primer Net Zero Energy Building en América Latina y el 20 a nivel global.
Parte de esa inercia la llevó a cabo Desarrolladora Vinte con su modelo de vivienda Cero Gas, que hizo factible colocar su primer bono sustentable en los mercados accionarios.
Es el costo marginal cero que permite el internet de las cosas, el trabajo colaborativo y las energías renovables. En conjunto, estas acciones combinadas eclipsan velozmente los negocios y modelos basados en el capitalismo, tal cual lo definió Jeremy Rifkin, sociólogo y asesor político.
Justo su obra The Zero Marginal Cost Society señala que el ritmo con que la tecnología transforma los requerimientos del consumo, pero también los lineamientos bajo los cuales se construye e integran proyectos inmobiliarios como parte de la solución.
La intersección ahora impuesta por la era post-covid se orienta hacia el uso de las nuevas tecnologías, pero con una orientación al desarrollo sustentable y de bienestar humano.
Lo que en su momento definía en su modelo el también activista, era crear un modelo con efectos en el cambio climático y para evitar el éxodo a las ciudades, tema que justo es parte de la discusión sobre la convivencia en los espacios.
La nueva normalidad está dejando múltiples aprendizajes. Por tanto, la reflexión respecto a los modelos con que se diseñaron las ciudades, tendrá que atravesar por una revisión encaminada a pensar si el modelo de las concentraciones, usos mixtos y el desarrollo vertical, deben continuar bajo los actuales parámetros.
O si la transformación de esos modelos puede permanecer, pero bajo una nueva cultura que combine sustentabilidad, redimensionamiento de los espacios y entornos de bienestar con las comunidades de inquilinos, visitantes y el medio ambiente.
Son tiempos de reflexión.
Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg.