COWORKING & RETAIL
Los espacios colaborativos siguen abriendo brecha en distintas áreas del real estate. Recién comentamos del primer centro 100% cowork de IOS Offices en Arboleda, Monterrey, y lo alcanzado en áreas como la belleza con el caso LAX Cowork, donde se abren opciones al trabajo compartido en un mismo sitio, incluso para los clientes de servicios.
Los esquemas flexibles en el fondo se basan en una mayor interacción de los habitantes de un área de trabajo e incluso vivienda, como lo busca RETNA con su primer co-living en la Ciudad de México. Todos son esquemas que promueven un balance entre la vida laboral y personal.
Esta tendencia logró atraer la atención de cadenas minoristas que consolidan espacios disponibles en centros comerciales. En el estudio Can coworking work at the mall?, la firma de servicios inmobiliarios JLL revela que esta tendencia incrementará 25% anual el próximo lustro este tipo de áreas.
La investigación innovadora en su tipo, analizó 75 espacios de coworking que despejaron la incógnita en un millón de pies cuadrados de espacio comercial en Estados Unidos.
Lo que también reveló el área de research de la multinacional que en México y América Latina lidera Pedro Azcué, es que el movimiento hacia el espacio y los recursos de oficina compartidos son la base de la tendencia más grande de la economía colaborativa.
Esta inercia, indudablemente ha sido producto de la influencia de los millenials, que valoran el acceso a diversos bienes y servicios por encima de la propiedad, hecho que soporta la demanda creciente de productos y servicios compartidos.
Con base en el análisis de una semana de trabajo laboral, 43% de los empleados en Estados Unidos, trabajan de manera remota, por lo que los espacios flexibles crecerán 30% en las oficinas hacia el año 2030.
Aplicado al retail, este movimiento ha hecho que las cadenas minoristas consoliden las huellas de sus tiendas y los propietarios busquen actualizar el espacio comercial con nuevos inquilinos, nuevos diseños y también usos.
El razonamiento puede ser más profundo aún si se reflexiona, como lo hace este estudio, en el hecho de que el coworking puede ayudar a llenar espacios comerciales vacíos de una manera rentable y con gran impacto.
Una lógica es el hecho de que habilitar este tipo de espacios, representa una opción para reducir los niveles de disponibilidad de espacio mediante un tráfico adicional que crea una población diurna garantizada, hecho que atraería en consecuencia nuevos inquilinos minoristas.
Otro factor destacado en esa revisión es la transitabilidad, dado que al menos 33.3% de las ubicaciones fueron calificadas como un paraíso del caminante.
Además y de manera indiscutible, estos espacios son una incubadora que permiten a marcas pequeñas o nuevas salir al mercado con un alto nivel de exposición a millones de consumidores mediante el arrendamiento de áreas compactas, flexibles, con espacio modular y arrendamientos más cortos.
Se trata, según el estudio, de espacios de trabajo catalogados como launchpads minoristas, centros de trabajo a distancia, business boosters y coaliciones creativas.
Son historias reales desarrolladas en inmuebles comerciales como los mall de Chicago Water Tower Place, el Union Cowork en La Jolla, California, el CTRL Collective en Pasadena, California o Spaceus en Boston, Massachussets.
Las posibilidades son amplias y diversificadas, y como se vio han surtido efecto en centros comerciales líderes, entre los cuales figuran los tradicionales, de usos mixtos, e incluso los denominados street retail.