NOM-035

La irrupción del bienestar o la cultura wellness llegó para quedarse en las organizaciones y los distintos espacios donde interactúan sus colaboradores, proveedores y clientes.
Este factor ha hecho que se extienda desde distintos ámbitos la instrumentación de ajustes en certificaciones como la WELL, que desde su origen procuró que el bienestar de los espacios y los empleados estuvieran garantizados, pero ahora ha hecho ajustes de cara a los retos que impuso el COVID-19.

En su concepción, el International WELL Building Standard mide conceptos de salud y bienestar ligados a criterios como aire, agua, nutrición, luz, fitness, confort y mente.

Además evalúa otros aspectos como las medidas adoptadas por las empresas para favorecer la ubicación de sus espacios de trabajo respecto a la movilidad.

En este espacio comentamos a finales de 2018, cuando la desarrolladora industrial Vesta, obtuvo la primera categoría gold de la certificación WELL en sus oficinas corporativas en la Ciudad de México (CDMX).

Localizadas en Arcos Bosques y con espacios diseñados por su socio estratégico Ware Malcomb, la firma alcanzó una correcta movilidad al 60% de su personal que vive en colonias aledañas.

Más allá de lo alcanzado al momento, las nuevas disposiciones buscan enfocarse en la seguridad de los empleados para evitar el contagio, así como la existencia de medidas vinculadas con la calidad del aire. Este último hecho, crea grandes retos para los edificios en la etapa del regreso al espacio de trabajo.

Muchas edificaciones actualmente están concebidas para interactuar a través de sistemas de aire acondicionado y poca ventilación natural, tema fundamental para preservar la salud de muchos colaboradores.

Ahora las organizaciones invierten hasta un 20% por atender aspectos de sanitización que reduzcan el contagio, sin embargo, la transformación que demanda la pandemia actual van mucho más lejos.

Un aspecto de la evolución que se vive son los procesos de edificación del mercado inmobiliario con base en lo establecido en la Norma Oficial Mexicana-035 que busca identificar, analizar y prevenir factores de riesgo psicosocial, así como promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.
Desde antes project managers, arquitectos, proveedores y constructoras vivían un proceso contracorriente para cumplir con también con los contratos de construcción en tiempo, precio y calidad. Ahora lo es con la norma ya que no hacerlo, implica la aplicación de multas económicas por parte de la autoridad.

Por lo anterior, las constructoras están incorporando distintos protocolos, densidades y separación del personal a fin de atender lo dispuesto por la norma.

Lo que en algunas industrias se ha visto como la oportunidad de regresar a las actividades luego del shut down de semanas en la construcción, que fue considerada una actividad prioritaria, es una revolución para las edificaciones.

Lo es porque cumplir con las disposiciones de la NOM-035 se suma al impacto preexistente del menor dinamismo económico y la caída en las ventas de la mayor parte de los sectores que demandan espacios.

La construcción es considerada prioritaria no sólo por el número de empleos de genera, sino por lo que implica para desarrolladores e inversionistas institucionales y patrimoniales, el daño de la inactividad de semanas se genera en los ciclos con que se mueve este negocio.

Por lo anterior, distintas constructoras están generando modelos que atiendan la necesidad de tiempos y costo, pero también aspectos como el impacto sicológico y bienestar de los trabajadores.  Son todos, cambios que abren una nueva página en el real estate mexicano.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg.