REAL ESTATE INCLUSIVO

El diseño de espacios para alojar habilidades y experiencias diversificadas de trabajo es el reto de la arquitectura tras las tendencias aceleradas por la pandemia.

Así, el debate en los últimos tiempos es cómo generar espacios de colaboración que permitan integrar una gran gama de posibilidades y un mercado corporativo en crisis.

En las principales ciudades de México y el mundo el incremento en las tasas de disponibilidad de las oficinas son evidentes. Analistas consideraron al inicio de los tiempos post pandemia, que era reflejo de una pausa en tanto las empresas determinaban los requerimientos específicos de espacio.
Pero al paso de los meses, ha quedado claro que el efecto en las tasas de desocupación que en la Ciudad de México rebasa el 23%, obedece más a un contexto macroeconómico y el cambio en el volumen y dimensión de los espacios de trabajo.

Esto último determinado por el arribo de las posibilidades para el trabajo remoto, flexible e híbrido, conceptos enfocados en un diseño inclusivo, que además genere el bienestar y equilibrio de los colaboradores en entornos sustentables.

Gensler sugiere en específico, un diseño que además integre espacios culturales y contenido digital; soluciones de diseño de productos para favorecer la mejora de las reuniones de trabajo para lo que denominan un trabajo híbrido inclusivo.

Más allá de lo evidente, el medio ambiente ha sido un detonador de las amenazas por el cambio climático y por ello, los espacios debieran ser a partir de la pandemia, entornos diseñados de manera inclusiva como una estrategia clave para permitir a sus ocupantes la recuperación rápida de las conmociones y estrés.

Por tanto, las personas, empresas, comunidades y países urgen de un diseño inclusivo para combinar entre las generaciones alternativas para las distintas necesidades relacionadas con la identidad de género, raza, capacidades, edad, neurodiversidad, nivel socioeconómico y cultural.
En el listado de las características del diseño arquitectónico en transformación figuran el acceso o el diseño para la supervivencia pasiva, es decir entornos que garanticen el control de la luz, temperatura, calidad del aire y ruidos sólo por la forma y no los sistemas eléctricos.
En consecuencia, el uso del diseño pasivo permite obtener espacios confortables, que consideran el uso de la luz del día, la reducción de la ganancia de calor solar, el aprovechamiento de las brisas, la moderación de las temperaturas externas extremas con masa térmica o crear espacios exteriores protegidos programables.

Otro factor integrado en los cambios es el diseño para la conciencia que incluye puntos de referencia claros y orientación intuitiva hacia, dentro y alrededor de los espacios y edificios.
No menos importante es el diseño para la integración social, es decir entornos donde las personas puedan reunirse, con la finalidad de promover la capacidad intelectual y muscular en juntas de trabajo.
En este sentido, el mobiliario y áreas de almacenamiento enfrentan un reto en que los principales fabricantes de mobiliario en el mundo se han dedicado en los últimos meses.

La evolución de la inclusión toca también los espacios públicos y la creación de contenido digital, con un nivel de acceso democratizado y parte de la vida cotidiana de un gran número de personas.
Todos son parte de una revolución de los espacios que no tiene marcha atrás y definirá el futuro de los entornos.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg.