RECONVERSIÓN AMPLÍA OLA

La tendencia de reconvertir crece en distintas ciudades del mundo. Nueva York, Chicago y otras ciudades en el mundo son testigo de esta inercia.
Esta dinámica es parte de la postura que los gobiernos locales están tomando para aprovechar la dinamización del sector inmobiliario.
Uno de los casos que destacan es la ciudad de Nueva York, cuyo alcalde, Eric Adams visitó 160 Walter Street, un proyecto de conversión de oficinass en vivienda.

El proyecto calificado como pionero y con visión de futuro, es preámbulo para lo que ocurre en San Francisco, California. En ésta última las autoridades celebran la idea de que transformar el espacio de oficinas vacante en viviendas es una estrategia clave para revitalizar los vecindarios urbanos.

Hoy día Pittsburgh, Chicago, Calgary y otras ciudades también lideran con distintas iniciativas la reconversión.
En la industria se ven con buenos ojos los proyectos de conversión de edificios dado que prometen remodelar nuestras ciudades en vecindarios para vivir y trabajar.

Hoy día, propietarios y desarrolladores de edificios enfrentan el desafío de qué hacer con los activos estancados. Se trata de edificios de oficinas de clase B y C que permanecen vacíos, mientras los inquilinos prefieren a propiedades más modernas y ricas en comodidades.

Si bien algunos edificios antiguos se pueden renovar para aumentar su atractivo, otros se pueden reinventar y aprovechar para convertirlos en edificios residenciales de primera clase.

“Nuestros clientes se acercaron al inicio de la pandemia (2020) y nos dijeron: “díganos qué hacer con los edificios que antes tenían problemas y que tendrán aún más problemas después de la COVID”, recuerda Steven Paynter, director de estudio y líder de Design Resilience en la oficina de Gensler en Toronto.

Y es que independiente a las secuelas de la pandemia en las tasas de desocupación, éstas han aumentado durante los últimos 10 años, pero su efecto es más pronunciado en los últimos 3, especialmente en el mercado de Clase B y C, donde los arrendamientos similares no se renuevan.

“Estamos viendo que se recuperan muchos de estos activos, ya sea mediante la recuperación de edificios o mediante la liquidación como activos en dificultades. Esto abre oportunidades para nuevos inversores y desarrolladores”, puntualiza.

Otros propietarios consideran diversificar sus participaciones desde la oficina principal a una cartera más mixta, más residencial, más industrial, más que por una mayor rentabilidad porque sería menos riesgoso.

Por ende, la lógica empresarial se dirige hacia las conversiones, o mediante la venta de activos de grandes jugadores, mismos que los reinvierten en diferentes tipos de edificios.

Si bien las tasas de disponibilidad en mercados consolidados del mundo experimentan una desocupación generalizada, es un hecho que los más antiguos con edades de 40 y 50 años, necesitan un enfoque de reposicionamiento más sólido.

Este contexto que en ciudades como México, ha alentado la reconversión de oficinas bien ubicadas en vivienda, pero el potencial se encuentra en edificios clase B.