REWORKING

El futuro del espacio de trabajo tiene nuevos parámetros que se construyen tras la pandemia, a partir de las personas, el propósito y el lugar.

En esta reelaboración, el workplace y las ciudades donde se ubican tiene una nueva posición frente a los disruptores globales.

En distintos estudios aplicados a casos considerados de vanguardia en mercados desarrollados, la firma Cushman & Wakefield logró generar datos, conceptos y marcos, así como análisis históricos contenidos en el libro Reworking the Workplace.
Es una pieza estratégica porque permite reflexionar sobre el papel de los centros urbanos de usos mixtos, el impacto de la globalización y en especial cómo la pandemia orilló a la adopción masiva del trabajo híbrido y condujo a reevaluar el papel de la comunidad.
En el centro está la conexión humana y la necesidad de la convivencia. De manera que las distintas iniciativas en los últimos años de la pandemia han destacado cómo la falta de conexión social se vincula con los trastornos de salud mental y falta de calidad de vida.
En esa ecuación figura la comunidad. Por tanto, la escala del lugar determina las comunidades de tal razón que quienes viven en ciudades de mayor tamaño son en general más flexibles con la interacción.
Son los parques, lugares de ocio, campos deportivos y cafeterías los hilos conductores de la identificación social y las colisiones comunitarias. Esto también sucede en las oficinas.

Y es a partir de esa conclusión, que la firma propone cuatro tipos de comunidades que dan valor al trabajador en las oficinas.
Una de ellas son las empresariales, donde se gesta la fortaleza de un negocio que proviene de un ecosistema conectado con proveedores, clientes y competidores. A diferencia de los grandes consorcios, en las comunidades emprendedoras la ecuación se baja en ocupantes pequeños, creativos, tecnológicos y enfocados en la ciencia, caracterizadas por un rápido crecimiento, fallas rápidas y el reinicio de negocios.

Por ende, se basan en la creación de lugares con propósito, además de la programación creativa y el alcance comunitario.
Las comunidades de tipo temporal, impulsan el valor como catalizador de la innovación o la regeneración.
Los proyectos de desarrollo a gran escala toman una década en planificación y educación, al tiempo que los barrios suelen quedar bloqueados además de la creación de lugares de usos intermedios o ventanas emergentes donde se da la conexión social.

Las comunidades regenerativas favorecen el cambio de usos y sitios con nuevos propósitos, por ende la custodia de nuevas comunidades crea beneficios económicos y sociales.
Sin embargo, otra conclusión de esta visión, indica que los cambios en el modelo de trabajo aumentan los estándares de sostenibilidad, en un entorno en que la tasa de obsolescencia del stock de oficinas de segunda generación crece de manera significativa. En Estados Unidos, 76% de los activos identificados tienen el riesgo de quedar obsoletos en el 2030, ante los nuevos requisitos de las certificaciones de consumo energético a partir de la descarbonización.

Es un camino dotado de una transformación de fondo, si se considera que lo anteriormente expuesto empieza a impactar sectores como el retail ubicado en avenidas y centros comerciales, que está dejando de ser transaccional y de volumen, a uno minorista.

Este cambio abrió desafíos para espacios hoy destinados a minoristas secundarios que se están reutilizando en nuevos usos como las oficinas residenciales y flexibles.

Con todo lo anterior, el desafío en los mercados es generar, administrar y curar nuevas comunidades. En especial porque los desarrolladores empiezan a generar un rol de custodia en el largo plazo respecto a los sitios que entregan con base en nuevos criterios en el negocio.
Ello implica atender criterios más allá de lo ambiental. Es el caso de los parámetros ESG que día con día amplían su horizonte, como un guardián del impacto energético de los inmuebles, pero también como la entrada al mundo del financiamiento verde, que privilegia o condiciona el acceso a un fondeo competitivo.
Es una transformación de fondo, de la cual daremos cuenta en las próximas entregas.

Columna publicada en El Financiero|Bloomberg.
Fotografía: Insight Headquarters, Chandler, Arizona, Gensler.