LA OTRA DINÁMICA URBANA

Construir en la Ciudad de México y en otras entidades del país no será lo mismo que los últimos años.

Cambios en materia urbana y zonas nuevas de reciclaje localmente, al igual que modificaciones de fondo en la estructura de la promoción inmobiliaria turística validan la transformación a las que se tendrán que adaptar desarrolladores e inversionistas.

En la CDMX indudablemente hay un cambio fundamental: una exhaustiva revisión de los polígonos de actuación y el fortalecimiento del uso de suelo. La idea de la nueva administración es evitar el encarecimiento del suelo y un mayor caos a los males que la aquejan. Nos referimos al agua y movilidad, por ejemplo.

Pero eso no es todo. Esta circunstancia se une a la perspectiva de inversionistas sobre el momento que vive el ciclo inmobiliario, del cual se espera un ajuste tras al menos una década de aumento en los precios y rendimiento.

Lo anterior sólo como lógica histórica de lo ocurrido en el primer año de la era AMLO en Ciudad de México con el Bando II y que luego se convirtió en una de las eras de mayor crecimiento con el desarrollo de corredores como Reforma.

Con todo, es inevitable la incertidumbre entre desarrolladores ante la política urbana que se ha dejado ver en los primeros 100 días de gobierno.

Se sabe que el planteamiento es dar prioridad a la infraestructura complementaria para atender el agua y los planes de inversión gobierno-iniciativa privada en los proyectos especiales Vallejo, Centro Histórico y avenida Chapultepec.

A nivel turístico se está generando otro componente fundamental del desarrollo inmobilario un cambio estructural en las funciones de FONATUR, que dirige Rogelio Jiménez Pons.

En el pasado ha hecho viable la integración de destinos como Cancún, Los Cabos, Riviera Maya, Riviera Nayarit, Huatulco y otras zonas en el país. Ahora con una estructura organizacional más esbelta creará mecanismos financieros e integrar polos de crecimiento desde otra perspectiva.

La idea es integrar una FIBRA (Fideicomiso de Inversión en Bienes Raíces) que permita financiar proyectos como el Tren Maya, del cual se efectúan los estudios complementarios para establecer las 15 estaciones y detalles de las fases de desarrollo.

Esta incorporación de vehículo financiero es innovadora, pero demanda detalles que no han sido compartidos y serán fundamentales hacia finales de año que se prevé quede integrada.

La visión urbana turística también busca detonar dos nuevas opciones de desarrollo en el norte del país, para complementar lo que actualmente hacen Cancún, Riviera Maya y Los Cabos.

La lógica del equipo de Jiménez Pons es promover la llegada y gasto de los 40 millones de turistas que visitan a los distintos destinos turísticos, ante la caída en el gasto de los últimos tiempos.

Ambas historias, la local y federal, marcan el actual ritmo del desarrollo inmobiliario.

Artículo publicado en El Financiero/Bloomberg.