MANUFACTURA APOYA CRECIMIENTO

Microcomponentes y semiconductores abren posibilidades al crecimiento inmobiliario industrial en regiones fronterizas con Estados Unidos.
Esta previsión se basa en el efecto de la regionalización y la alta demanda de componentes para el usuario final, soportado en la relación entre México y Estados Unidos fortalecida por el nearshoring.

Un análisis sobre las oportunidades creadas en la firma Newmark establece que este progreso ha llevado a México a convertirse en el principal socio comercial de Estados Unidos con los retos que implica la formación de mano de obra especializada en la fabricación de semiconductores, dado que México carece de la capacidad de ingeniería necesaria para producirlos de ese tamaño.

Es sabido que la industria de semiconductores es compleja y altamente especializada. Así la fabricación de estos productos, cuyo tamaño se mide en micras, se encuentra concentrada en unos cuantos países asiáticos que cuentan con la experiencia adquirida a lo largo de años de entrenamiento especializado.

Un aspecto que favorece dicha oportunidad es el acuerdo que Estados Unidos emitió en 2023 con la Ley de Estímulos a la Industria de Microprocesadores y Alta Tecnología, fortaleciendo las restricciones para que China adquiera chips de última generación y los equipos necesarios para su fabricación.

La iniciativa se creó con la intención de proteger las tecnologías, en un contexto en el que China ha incrementado su participación en el mercado de los chips, cruciales para automóviles, dispositivos electrónicos y otros productos. Estados Unidos produce el 12% de los chips, aunque ninguno de los más avanzados del mundo.

Actualmente Taiwán produce el 90% de los chips avanzados, esenciales para la economía estadounidense, que sigue siendo líder en el diseño de los microcomponentes. Sin embargo, un conflicto geopolítico podría poner en peligro las patentes de estos ya que muchas de ellas europeas y americanas, y especialmente las chinas, son quienes los fabrican. En caso de una ruptura, uno de los países se quedaría con las patentes y el otro con la infraestructura, situación perjudicial para ambas partes, porque no habría producción.

La ley sobre semiconductores es un tema de seguridad nacional para Estados Unidos. Durante el COVID19, se dieron cuenta que el 75-80% de los semiconductores se hacen en Asia y que no podían traerlos debido a los contenedores atorados, lo que hizo que toda la industria de este lado del planeta se rezagara.

“No se pudieron entregar celulares, coches, prácticamente nada, porque ya todo tiene un componente smart. Como es un tema de seguridad nacional para Estados Unidos, van a preferir hacerlos tanto allá como en México, decisión conveniente para ambas partes”, asegura Erick Brunet, director ejecutivo de Newmark.

Considera que ante tal situación es imprescindible que México fortalezca la educación tecnológica, capacitación, maquinaria, infraestructura y energía constante, que no tenga picos o fluctuaciones. Las empresas de alto valor agregado son más conscientes en cómo demandan los insumos y cómo los consumen, por lo que, si México ofrece energías renovables, lo hace más atractivo a las inversiones.  Además, el costo de capital global suele ser más barato para las empresas cuando tienen algún argumento verde dentro de la operación.

Con el plan Sonora, Estados Unidos se beneficiará, siempre y cuando México otorgue un rápido suministro de energía, ya que con ello tendrá el incentivo de traer la producción a territorio mexicano, dado que es más barato para el costo total de manufactura.

“Estados Unidos puede favorecerse de usar a México como punto de manufactura. Además de que existe afinidad cultural y el producto mexicano es muy bien recibido. En Europa definitivamente hay muchísimo espacio para crecer, y Asia es cada vez más es un mercado de consumo interno, después de años de ser los que más maquilaban y producían para generar riqueza. Con el capital acumulado en el oriente, el consumo no se va agotar”, concluye.