OFICINAS REPLANTEAN REGRESO

Justo al final de 2021 una nueva ola de contagios crea dudas sobre los pasos del retorno al workplace.

Este año ha representado un verdadero reto para definir los nuevos parámetros de consumo de espacios corporativos, en especial porque el famoso punto de inflexión en febrero de 2022,  previsto antes del actual proceso de contagios, sería clave en el regreso a las oficinas en mercados como Estados Unidos.
Era un escenario claro hasta hace algunos días para Cushman & Wakefield, que de cara al período decembrino veía venir nuevas olas del COVID-19 con menor disrupción que las iniciales.

Imperaban entonces algunas variables como los niveles de ocupación y la definición de las políticas empresariales hacia la adopción de esquemas híbridos de colaboración.

Pero con el avance acelerado de la variable ómnicron, el regreso de los empleados se ve un tanto incierto, a pesar de lo que ya se ha experimentado en Estados Unidos, donde se han acumulado seis trimestres consecutivos de absorción negativa y los niveles de disponibilidad crecen, dado que algunos inquilinos han optado por el subarrendamiento.
No menos importante, es el efecto generado por la migración de empresas a ciudades pequeñas para atender las opciones de locaciones satelitales que permitan un regreso tras meses de trabajo en casa (work from home).

En este sentido, Gensler asegura que el éxito de las ciudades dependerá de la creación de ecosistemas de uso mixto con vecindarios interconectados. Serán, ciudades sin fronteras que lleven a la creación de regiones metropolitanas, núcleos urbanos y vecindarios a favor del desarrollo de la economía local.

Las preocupaciones de inversionistas y desarrolladores de oficinas en las grandes ciudades, se tornarán hacia la adopción de visiones concretas de planificadores donde se interconectan el clima, la movilidad y el trabajo para lo cual se requiere acceso a la vivienda, educación y comercio minorista.

Pero no todo para en la nueva relación con las ciudades. La nueva tendencia desde una perspectiva arquitectónica, representa la prevalencia de diseños flexibles de los espacios con densidades saludables en el workplace. La firma arquitectónica lo ha sugerido en los últimos meses como una forma de aliviar las dudas sobre el retorno, al igual que atraer y retener talentos.

Es, desde su perspectiva, una batalla que se libra por el talento ante el hecho de que muchos empleadores enfrentan la denominada “gran renuncia”.

La persistencia de la pandemia abre también otro debate sobre la salida de planes de regreso a las oficinas, éste se centra en la reinvención de la densidad de las oficinas y la adopción de un diseño de lugar de trabajo inteligente y flexible.
Lo anterior, significa mejorar las relaciones entre las empresas con la fuerza laboral.

En el ámbito climático lo que está por venir es la relevancia de la atención al medio ambiente como el estándar que generará valores distintos a los inmuebles.

Nos referimos a las presiones frecuentes de inversionistas, aseguradoras, inquilinos, legisladores y otros grupos de influencia, para determinar valores a los portafolios de propiedades con base en los compromisos ambientales.

Justo en la COP26 de Glasgow el consorcio arquitectónico mencionado anunció iniciativas para el uso global de materiales ecológicos, convencidos de que el entorno edificado es fundamental en la reducción de la huella de carbono, además del camino más profundo que representa involucrar a la cadena de valor que participa en el real estate en México y el mundo.
Son criterios que confrontan las decisiones comerciales y el resultado generado por las edificaciones, los diseños y los materiales con que se construyen, todo de cara a una  lógica de operación distinta en la industria.
Indudablemente, de la mano de la incertidumbre, se gesta en el real estate una nueva era, más consciente de la adopción de criterios que edifiquen un entorno mejor, sustentable y sostenible.

Artículo publicado en El Financiero|Bloomberg